En esta sociedad nuestra vivir en una gran ciudad tiene ventajas pero también grandes inconvenientes. Para mi el mayor de ellos es el estrés al que el ritmo de una gran ciudad nos somete, todo son prisas, todo es correr de aquí para allá. Ademas a eso hay que sumarle que vivimos en una sociedad hiperconectada a la red que ha creado una necesidad de tener la información o la comunicación instantáneamente (Twitter, Whatsapp, Facebook...). Todo lo mencionado anteriormente nos genera un ritmo de vida, de pensamiento, de actividad muy alto que no creo que sea del todo adecuado para nosotros durante periodos de tiempo largos.
Por todo ello es necesario o creo que es necesario tomarse de vez en cuando un periodo de desconexión total o en gran parte de ese ritmo de vida. Por decirlo de alguna manera hay que desacelerar la vida, despojarla de todo los superficial, de lo que no sea necesario y volver un poco a lo básico, a lo sencillo. Se podría decir que de vez en cuando nos tenemos que formatear para conseguir que nuestra CPU vuelva a funcionar optimamente.
Para terminar me gustaría recordar el poema "Invictus":
Más allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.
En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.
Texto original:
Out of the night that covers me,
Black as the Pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul. -
In the fell clutch of circumstance
I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
My head is bloody, but unbowed. -
Beyond this place of wrath and tears
Looms but the horror of the shade,
And yet the menace of the years
Finds, and shall find me, unafraid.
It matters not how strait the gate,
How charged with punishments the scroll,
I am the master of my fate;
I am the captain of my soul.
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