lunes, 2 de septiembre de 2013

Dejando atrás la tumba...

Sé que el titulo de esta entrada es algo teatral pero es muy apropiado para encabezarla e ilustrarla pero soy consciente que requiere cierta explicación.

En la saga de novelas de Anne Rice “Las crónicas vampíricas” cuando un vampiro, generalmente anciano, no se siente conectado o no encuentra su sitio en una época determinada decide dormir pero sin dormir hasta durante un tiempo. Su cuerpo está inerte, generalmente dentro de una tumba, pero su mente sigue despierta y activa, intentando entender, comprender y conectar con la época. Este proceso puede tardar años o siglos pero una vez que se siente listo y que por fin ha conectado, vuelve al mundo desde su tumba.

A mí me pasa algo similar en verano, siento que entre tantas horas de luz y el calor, mi cuerpo y mi alma no se encuentran en el mismo sitio a la vez, no están conectadas y no transitan por el mismo camino. Así que, metafóricamente o no, me retiro del mundo hasta que esta horrible estación vaya perdiendo poder.

Pues bien, llegó septiembre y con el se atisba el ocaso del verano. Por tanto, como el vampiro de las novelas, salgo de mi tumba y regreso a la vida, listo para el mundo y esperando que, una vez más, la noche vaya ganando terreno al día. Retorno con el firme propósito de actualizar este lugar más a menudo pero no voy a dejar que las palabras dejen paso a los hechos y que ellos hablen por mí.


Incluso el hombre de Corazón puro, 
que reza al hacerse oscuro, 
puede convertirse en lobo.
Cuando el Matalobos florece
y la luna de Otoño crece.

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