lunes, 31 de octubre de 2011


La entrada de hoy es sencilla y propiciada por las fechas en que nos encontramos. Esta noche se celebra Halloween que tiene sus orígenes en la fiesta celta de Samhain, quizás la fiesta celta más importante porque significaba el fin de un periodo y el principio de otro. Creo que también es la fiesta más importante para los practicantes, a los cuales les pido perdón por si leen esto y no es la palabra adecuada, de la religión Wicca y de otros movimientos paganos. Evidentemente el cristianismo tomo prestada esta fiesta y la convirtió en la fiesta de todos los santos, algo que solía hacer con todas las fiestas importantes de las religiones que había antes que ella, pero esto por sí solo, merece otra entrada entera. Como no soy un experto y por si alguno está interesado, pongo en enlace de la wikipedia para tener algo más de información:


Como a mi Halloween es una de las fiestas que más me gustan por diferentes motivos, en los cuales no voy a entrar por falta de tiempo, quería tener una entrada en esta fecha. Hubo una época de mi pasado que me dio por escribir poesía, o por lo menos yo lo llamo así, aunque seguro que para mucha gente no lo será pero bueno, a mi me vino bien escribirla. Por tanto, hoy sacare del baúl uno de aquellos poemas, en este caso uno dedicado a la muerte, que si lo vemos como cambio, es la idea fundamental de la fiesta en que nos encontramos. La idea era haber hecho una trilogía, obviamente, basada en la Divina Comedia de Dante sobre la muerte, el infierno y el cielo, pero al final solo escribí la de la muerte. Sin más preámbulo, ahí va, “I – La muerte”:

LA MUERTE

Fuera, es de noche, no hay luna.
La oscuridad reina sobre la tierra,
un relámpago golpea en lo alto
y la lluvia cae sobre la tierra.

La lluvia es fría y cortante
el viento gime de dolor
y la niebla oculta la noche.
La muerte anda suelta por la tierra

Los chotacabras golpean las ventanas
y en el cementerio los muertos se agitan en sus tumbas.
Esta noche ha muerto la luz,
esta noche ha muerto la poesía.


Me asomo a la ventana y observo el cementerio
Con sus lapidas oscuras desafiando a los vivos.
Oigo el repicar de mil campanas sombrías  y
Veo a los cipreses arrodillarse ante el viento de la muerte.

A lo lejos se aproxima, silencioso, un cortejo fúnebre
Un relámpago golpea e ilumina la noche,
Iluminando las oscuras caras del cortejo,
En ellas la tristeza está reflejada.

A lo lejos un lobo aúlla y en lo alto un cuervo grazna,
Luego otro, y así hasta formar un oscuro coro celestial.
Las criaturas de la noche presentan sus respetos a la muerte.
Si la muerte misma camina entre los vivos esta noche.

El cortejo llega a su destino y entra en la casa,
Dentro, en las tinieblas, está el ataúd.
Es negro, de madera, y majestuoso.
El ataúd, última morada de la podredumbre humana.

El ataúd es llevado hasta el cementerio, otro relámpago mata la noche,
Hasta llegar a la cripta donde será enterrado.
Una mujer llora por el muerto, por un amor
Nunca jamás confesado.

Me aproximo a la escena y contemplo los rostros
De las personas, que con cara triste, contemplan el entierro.
Amigos, conocidos, la tristeza cubre su alma,
La oscuridad entre ellos ha anidado,

En mitad del grupo, esta ella, la mujer que llora.
Es alta, su larga y negra caballera, ondea al viento
Y en por sus mejillas corren las lagrimas
Por el amor que ha muerto y al cual nunca dijo nada.

De repente, a lo lejos aparece, una figura alta y encapuchada.
es una figura femenina, se acerca a mi y me mira.
Con un gesto se quita la capucha y me enseña su faz,
Unos ojos tan negros como la noche sin estrellas.

Me toca y señala la lapida, en ella está mi nombre
Si, esta noche he muerto, y ahora mi alma
Viaja camino de la noche eterna, donde encontrara
El castigo necesario a mis crimines pasados.

La muerte, me señala un portal, al otro lado
Solo alcanzo a ver oscuridad. Siento dolor, soledad, tristeza y frió
al otro lado del portal esta el abismo,  mi meta final.

Miro atrás, y miro por última vez a mis seres queridos.
Después con paso seguro y tranquilo,
Entro en el abismo, para siempre jamás.
Y en lo alto, un cuervo grazna a la noche. “

Sin más y como la fría y huesuda mano de la muerte nos indica el camino, adiós y Feliz Halloween.

Larga vida y prosperidad. 

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