Esta semana tampoco tenía muy claro sobre
lo que podría escribir en parte porque tengo varios temas pendientes y en parte
por el calor que está haciendo estos días, que me deja para el arrastre. Sigo
sin entender como a la gente, en general, le puede gustar el verano y más si
vive en una gran ciudad como es mi caso. Se tiene mejor calidad de vida tanto
en otoño como en invierno.
El caso es que hoy mientras veía las
noticias, se me ha ocurrido sobre lo que podría escribir. En realidad es una
idea nacida desde la indignación y desde la tristeza.
Hay muchas cosas que están mal en este
país y que no tienen una solución sencilla ni fácil. Este país necesita un gran
cambio tanto social como personal. Este cambio debería ser tan radical que no
creo que pueda suceder de una forma natural ni lógica. Las cosas ahora están
mal, mucho peor que años atrás, pero, en el fondo, la mentalidad de la personas
no ha cambiado nada. Muchos viven anclados en el pasado, pensando que los
cambios son malos y que el progreso no es necesario porque ya se había
alcanzado el máximo nivel como sociedad. Hace tiempo, un amigo me dijo que los
españoles siempre buscamos el resquicio por el que poder hacer trampa, siempre
buscamos el hueco legal por el que poder lucrarnos y tenía razón. Esto es así
desde los tiempos del lazarillo de Tormes o desde el buscón. Los tiempos han
cambiado pero la mentalidad no y si a eso le sumamos el obstruccionismo de la
iglesia, movida sin duda, por su interés de conservar el poder tanto económico
como social. Lamentablemente nuestra iglesia es la más retrograda del mundo,
aun que claro, no conozco todo el mundo, podría equivocarme. Pero ese será otro
tema.
Reconociendo que hay problemas mayores,
hoy me gustaría escribir sobre dos noticias que he visto. La primera es una
muestra de tal aberración, de tal egoísmo, de tal estupidez y de tal
egocentrismo que le dan a uno ganas de vomitar. Resulta que quieren construir
una discoteca de lujo en plena casa de campo, pulmón verde de Madrid y uno de
los espacios más protegidos de la comunidad.
Es una vergüenza que ni tan siquiera se
entre a valorar semejante atrocidad. A nadie con dos dedos de frente se le
puede ocurrir una idea así. Bueno hay gente que si, aquella que solo piensa en
su interés propio y en su progreso social y económico a costa de todos y de
todo. Este tipo de gente no ve que la casa de campo sea un entorno protegido,
ellos piensan que es un entorno ideal para que sus clientes de lujo estén
cómodos y tranquilos. Ellos no piensan en la contaminación acústica, luminosa y
orgánica que se produciría en la zona, ese tipo de cosas no les preocupan como
bien demuestra las monstruosidades que se alzan por toda la costa española.
Este tipo de personas son escoria que la sociedad no debería ni permitir ni
tolerar pero ellos no son los máximos responsables, lo son las autoridades que
permitirían algo así. En este caso esta autoridad tiene nombre, se llama Ana
Botella, alcaldesa de Madrid y todo su equipo. Me pregunto si esta gente no
está para, precisamente, evitar este tipo de atropellos a la sociedad, porque
la casa de campo es de todos ¿Qué gana el ayuntamiento de Madrid y sus
ciudadanos con un proyecto así? Los ciudadanos nada, el ayuntamiento no lo sé.
Estamos ante un nuevo caso en que el interés de unos pocos y privilegiados se
puede poner por encima del interés de la mayoría. Pero hay otros culpables, si,
los futuros clientes de una discoteca así también son culpables.
Si son capaces de ir a una discoteca que
saben que es amoral y que se levanta en medio de un espacio protegido son
también éticamente culpables. Debemos empezar a asumir nuestra responsabilidad
personal por nuestros actos. Si sabemos que una cosa esta mal no podemos ser
cómplices de ella tanto por obra como por omisión. En este país somos muy dados
a no hacer nada ni denunciar cuando sabemos que algo está mal, hay una frase
que todos hemos dicho y todos lo hemos pensado “como lo hace todo el mundo” pues eso, se tiene que
terminar.
Si al final este proyecto se completa
tanto el que lo ha ideado, como el que lo ha permitido como el que lo hace
posible con su asistencia son culpables y responsables y por tanto deberían
asumir la culpa de sus actos pero claro, vivimos en España, aquí nunca pasa
nada ni nadie asume la responsabilidad de sus actos.
Os dejo un par de enlaces de esta
noticia:
Me he extendido más de lo que pensaba,
así que dejo el otro tema para la semana que viene, pero también es reflejo de
la sociedad en la que vivimos.
Larga vida y prosperidad.
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