viernes, 29 de junio de 2012

Asombrado


Esta semana tampoco tenía muy claro sobre lo que podría escribir en parte porque tengo varios temas pendientes y en parte por el calor que está haciendo estos días, que me deja para el arrastre. Sigo sin entender como a la gente, en general, le puede gustar el verano y más si vive en una gran ciudad como es mi caso. Se tiene mejor calidad de vida tanto en otoño como en invierno.
El caso es que hoy mientras veía las noticias, se me ha ocurrido sobre lo que podría escribir. En realidad es una idea nacida desde la indignación y desde la tristeza. 

Hay muchas cosas que están mal en este país y que no tienen una solución sencilla ni fácil. Este país necesita un gran cambio tanto social como personal. Este cambio debería ser tan radical que no creo que pueda suceder de una forma natural ni lógica. Las cosas ahora están mal, mucho peor que años atrás, pero, en el fondo, la mentalidad de la personas no ha cambiado nada. Muchos viven anclados en el pasado, pensando que los cambios son malos y que el progreso no es necesario porque ya se había alcanzado el máximo nivel como sociedad. Hace tiempo, un amigo me dijo que los españoles siempre buscamos el resquicio por el que poder hacer trampa, siempre buscamos el hueco legal por el que poder lucrarnos y tenía razón. Esto es así desde los tiempos del lazarillo de Tormes o desde el buscón. Los tiempos han cambiado pero la mentalidad no y si a eso le sumamos el obstruccionismo de la iglesia, movida sin duda, por su interés de conservar el poder tanto económico como social. Lamentablemente nuestra iglesia es la más retrograda del mundo, aun que claro, no conozco todo el mundo, podría equivocarme. Pero ese será otro tema.
Reconociendo que hay problemas mayores, hoy me gustaría escribir sobre dos noticias que he visto. La primera es una muestra de tal aberración, de tal egoísmo, de tal estupidez y de tal egocentrismo que le dan a uno ganas de vomitar. Resulta que quieren construir una discoteca de lujo en plena casa de campo, pulmón verde de Madrid y uno de los espacios más protegidos de la comunidad. 

Es una vergüenza que ni tan siquiera se entre a valorar semejante atrocidad. A nadie con dos dedos de frente se le puede ocurrir una idea así. Bueno hay gente que si, aquella que solo piensa en su interés propio y en su progreso social y económico a costa de todos y de todo. Este tipo de gente no ve que la casa de campo sea un entorno protegido, ellos piensan que es un entorno ideal para que sus clientes de lujo estén cómodos y tranquilos. Ellos no piensan en la contaminación acústica, luminosa y orgánica que se produciría en la zona, ese tipo de cosas no les preocupan como bien demuestra las monstruosidades que se alzan por toda la costa española. Este tipo de personas son escoria que la sociedad no debería ni permitir ni tolerar pero ellos no son los máximos responsables, lo son las autoridades que permitirían algo así. En este caso esta autoridad tiene nombre, se llama Ana Botella, alcaldesa de Madrid y todo su equipo. Me pregunto si esta gente no está para, precisamente, evitar este tipo de atropellos a la sociedad, porque la casa de campo es de todos ¿Qué gana el ayuntamiento de Madrid y sus ciudadanos con un proyecto así? Los ciudadanos nada, el ayuntamiento no lo sé. Estamos ante un nuevo caso en que el interés de unos pocos y privilegiados se puede poner por encima del interés de la mayoría. Pero hay otros culpables, si, los futuros clientes de una discoteca así también son culpables. 

Si son capaces de ir a una discoteca que saben que es amoral y que se levanta en medio de un espacio protegido son también éticamente culpables. Debemos empezar a asumir nuestra responsabilidad personal por nuestros actos. Si sabemos que una cosa esta mal no podemos ser cómplices de ella tanto por obra como por omisión. En este país somos muy dados a no hacer nada ni denunciar cuando sabemos que algo está mal, hay una frase que todos hemos dicho y todos lo hemos pensado “como lo hace  todo el mundo” pues eso, se tiene que terminar. 

Si al final este proyecto se completa tanto el que lo ha ideado, como el que lo ha permitido como el que lo hace posible con su asistencia son culpables y responsables y por tanto deberían asumir la culpa de sus actos pero claro, vivimos en España, aquí nunca pasa nada ni nadie asume la responsabilidad de sus actos.

Os dejo un par de enlaces de esta noticia:



Me he extendido más de lo que pensaba, así que dejo el otro tema para la semana que viene, pero también es reflejo de la sociedad en la que vivimos.
Larga vida y prosperidad.

viernes, 22 de junio de 2012

Sucedió una noche….


Tras varias semanas de ausencia vuelvo para contaros un caso verídico que he conocido en el lugar donde he pasado unos días de vacaciones. La protagonista de la historia es una vecina de un pequeño pueblo o para ser más preciso, de una pequeña aldea de montaña. La zona está plagada de leyendas y de historias cuando menos asombrosas. Es una parte de España con un folclore propio y podría estar horas escribiendo sobre las cosas que he oído allí, pero bueno, esa es otra historia. 

La historia que nos ocupa hoy tuvo lugar días antes de mi estancia en la zona y tanto la persona que me lo contó como la persona que lo vivió, porque no gana nada contando algo así, de hecho, tiene más que perder que ganar, son completamente de fiar. Es más y no hay que tomarlo como un menosprecio de esa persona, creo que la persona que lo vivió no tiene la imaginación necesaria para inventarse un caso así. 

Como ya he dicho la zona es montañosa, desde la casa de esta persona, se tiene una visión prácticamente perfecta, que abarca desde un pico cercano  hasta lo más profundo del valle donde se pierde la vista. Si la noche no es nublada, como paso la noche en la que ocurrió todo, se pueden ver un número incalculable de estrellas en un cielo infinito.

Puestos ya en antecedentes y sabiendo que todo ocurrió de noche, entremos en materia. Os voy a contar las cosas tal como me las contaron a mí, sin añadir nada más y sin sacar conclusiones, que cada persona que lea esto, saque sus propias conclusiones.

Todo ocurrió una noche despejada, como ya he dicho, la mujer se encontraba en su casa, a punto de meterse en la cama, después de una larga jornada de trabajo.  Cuando de repente, a la altura del pico, vio una gran luminaria, la cual se movía siguiendo una trayectoria descendiente hasta que se perdió de su vista en lo más profundo del valle. 

Que cada cual piense lo que quiera y saque sus propias conclusiones, yo lo tengo bastante claro y he de decir que no es el único caso de luminarias en la zona, con casos mucho más asombrosos y cercanos. 

Larga vida y prosperidad.